miércoles, 23 de abril de 2014

Jesús Clonado

Jesús escuchó con incredulidad metafísica el comunicado de la sociedad post-científica y pre-apocalíptica, esperaba que ellos ofrecieran mayor información, pero dieron por finalizada la conferencia de prensa sin aceptar ninguna pregunta. La era de Acuario estaba por terminar y con ésta todo el crecimiento intelectual de la nueva corriente Arreoleana. Un rato después Jesús caminó, cubierto por un traje espacial hacia la playa, ahí lo esperaban sus nuevos discípulos.

Por otro lado, la vida continúo su curso planetario y muy a pesar de todos los avances tecnológicos, la capa de ozono desapareció completamente desde hace más de trescientos años. En cada intento por renovarla sólo lograron reducirla exponencialmente. Por lo que el cáncer de piel cobraba miles de vidas anualmente de forma logarítmica; median en esta escala para que las cifras no fueran exorbitantes. La radiación solar era tan alta que en pocas horas cualquier cuerpo se llenaba de llagas. La clonación de humanos era una práctica común, pero las réplicas no tuvieron la capacidad intelectual de los genes originales. Todos los grandes científicos y pensadores no pudieron igualar sus grandes proezas, tampoco fueron más creativos. Cuando le tocó el turno a Jesús, las expectativas eran muy altas, creían que su ADN cósmico podía armonizar con la nueva era: es decir todos esperaban regresar a la época de los grandes milagros. Él trato de convencerlos de que sólo reanimaron la carne, que su espíritu divino se había quedado atrapado en la constelación de Piscis. Por lo que pronto se olvidaron de él y su expediente fue clasificado como “Proyecto Fallido”.

En las calles, siempre en las noches de luna llena, era común ver a un hippie deambular por todos lados llevando un mensaje de paz pasado de moda y de tiempo, es decir, total y absolutamente anacrónico porque todos estaban locos. Tampoco fue al desierto, era imposible sobrevivir cuarenta minutos bajo los rayos del sol, entonces mucho menos cuarenta días; por lo mismo no fue tentado por ningún demonio y al faltarle la experiencia bíblica, no despertó su espiritualidad.

Los científicos trataron de controlar la radiación solar, utilizando los últimos avances en nanotecnología lograron enviar hacia el sol millones de nanorobots. Era un plan sencillo, aparentemente: al controlar la combustión interna, mediante la alteración molecular del hidrogeno, harían que las explosiones solares fueran menos intensas.

Mientras tanto, Jesús se cuidaba de no ser asesinado por alguno de sus discípulos. Se rodeó de esquizofrénicos, lunáticos, neuróticos y maniáticos depresivos. Al mismo tiempo las grandes empresas vitivinícolas lo presionaban para que no convirtiera el agua en vino; los ecologistas le prohibieron trasmutar el vital líquido; los consorcios de comida y los almacenes no querían que multiplicara el pan; tampoco revivió muertos, la clonación era un negocio altamente rentable. Las diferentes religiones se peleaban por tenerlo dentro de sus congregaciones, pero se dieron cuenta que era un simple hombre sin poderes ni carisma, por lo que empezaron a llamarlo farsante y a desacreditarlo por Twitter y Facebook. Eran días de Pascua y Jesús recreó la última cena, con pan no fermentado de humano reciclado y vino para consagrar de uva sintética, a diferencia de otras ocasiones, no les habló de paz ni de hermandad, mucho menos de una traición: — ¡El fin del mundo esta acerca; la era de Capricornio nos cubrirá de oscuridad eterna!—, les gritó con voz pastosa y ebria. Los doce lo miraron como a un loco, pensaron que la hierba que fumaron y las pastillas psicotrópicas lo habían terminado de trastornar. Uno de ellos ocultó un cuchillo y se acercó entre risas y bromas al lado del hijo clonado por el hombre.

El control de las explosiones solares por parte de los nanorobots fue un éxito, la radiación la redujeron a un tercio de su potencia. Sin embargo, no midieron las consecuencias; alteraron el campo magnético de la tierra, y por consiguiente el equilibrio hidrostático de la Vía Láctea. Aceleraron el cambio climático hasta hacerlo completamente inestable.

Jesús habló por última vez, antes de ser atravesado por la hoja oxidada (el hombre que lo hirió de muerte fue el clon de Herodes): “Vean como se abre una puerta en el cielo, los relámpagos suenan como trompetas; la tierra de abre separándonos los unos de los otros; soy la tercera resurrección y la última…”

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