miércoles, 2 de julio de 2014

El erotismo en la literatura y en la vida

Asistí a la semana de los "9 1/2 días del libro erótico... a Fondo", slogan promocional en clara referencia al libro autobiográfico Nueve semanas y media de Elizabeth McNeill, el cual se convirtió en un éxito ochentero cinematográfico. Sin duda es una película llena de juegos sexuales basados en la dominación; pero logra quedarse en la memoria colectiva por el memorable striptease de Kim Basinger (http://www.youtube.com/watch?v=PMTu86K-IhI), y la actuación siniestra del siempre misterioso Mickey Rourke. Llegue temprano o era el único ser interesado en adquirir algún libro de genero erótico para la biblioteca personal. En casi completa soledad, recorrí la Galería Luis Cardoza y Aragón del Centro Cultural Bella Época, sintiendo las miradas evasivas de los empleados del lugar –cabe aclarar que ninguno se acercó para hacerme alguna recomendación, ni yo, con mi habitual timidez en este tipo de eventos, pregunte por alguna buena obra– por lo que realice la misma rutina de siempre: recorrer las mesas llena de libros, como extraviado, hojeando rápidamente algunos textos sin mostrar asombro por el contenido o precio. La compra de libros eróticos siempre me pone nervioso, me siento un bicho sucio. Por lo que trato de mantener la calma, sin mirar directamente al vendedor, pero no logro dejar a un lado los sentimientos de culpa que, me acompañan en la adquisición de este tipo de textos pecaminosos.
Definición geográfica de la vagina: canal que desemboca en el cuello del útero y que se dilata en la vulva. Me cuesta trabajo hablar, aunque conozco un amplio vocabulario, en términos pedestres acerca del sexo, no es que sea un puritano ni cosa por el estilo, pero al decir o escuchar una connotación vulgar, siento un vacío en el estómago, además de un estallido de sangre que se irriga y hace erupción en mi cara. No puedo controlar el sudor en las manos, ni el temblor en el sonido de mis palabras –“tan cómico habré sido que en el taller de lectura y redacción de la preparatoria, el maestro se reía cuando reseñaba algún libro con escenas subidas de tono”–. Todo depende de la educación sexual que hayamos recibido en los primeros años, en mi caso como el de muchos, fue un silencio acompañado de verdades ancestrales. –“Son parte de los misterios que se nos irán revelando a su debido tiempo”–, repetía una vecina, en clara alusión a las decenas de parejas que se estacionaban justo afuera de su ventana, para intercambiar palabras incendiadas de urgencia. Cuando los límites del beso y abrazo sucumbían al calor de sus cuerpos jóvenes y plásticos. En esos primitivos encuentros no hay racionalidad, la mente y el cuerpo sucumben al deseo más puro de la piel. Ella tenía razón, no hay nada más placentero que ir descubriendo los misterios de la vida, debido a que cada pedazo de nuestro cuerpo encontrara su complemento femenino. Hay un cierto magnetismo que nos guía hacia las cavidades de la mujer, estas oquedades no repelen la intromisión, al contrario, lo guían al centro vital de su cuerpo.
 “La mujer es en sí misma es un hogar por lo que tiene de oquedad: la mujer, reitero, es literalmente hueca, cavernosa, húmeda, hecha de formas vitales. Cuando amamos físicamente a una mujer, aunque sea de manera parcial, nos insertamos en la tierra. Por eso, cuando el hombre realiza el acto amoroso tiene el deseo vivo de regresar al canal del cual fue expulsado en el parto”.
–El noviazgo corto antes del matrimonio es lo recomendable– le aconsejaba, hace años, una amiga a su hija, debido a que las relaciones largas acaban en la cama y nunca en el altar, por lo que era preferible que la virginidad se perdiera con la rúbrica estampada en un papel. Hoy en día, un poco más liberal, muchas parejas optan por la unión libre, para lo cual recurren a una convivencia basada en la confianza mutua. Como si casarse por todas las de la ley, civil y/o religiosa, fuera un lastre difícil de soportar. Toda educación sexual debiera empezar en casa, pero no, siempre encuentras al familiar o amiga liberal, mentores personales, quienes basados en experiencias desastrosas te instruirán los valores espirituales y estéticos de las relaciones sexuales. Por lo que tiendes a repetir los mismos errores que dan al traste con nuestra difícil y frágil vida amorosa. ¿Es preferible tener una aceptable felicidad conyugal dentro de un matrimonio “normal”? No importa el origen de tu incipiente educación, ni tampoco si optas por unirte o casarte. Esta es mi filosofía, solamente hay que tener dos cosas en mente: no embarazarse ni contraer una enfermedad sexual por descuido. Todo lo demás es válido y son parte de las experiencias que nos llevaremos hasta la tumba. Porque a diferencia de las mujeres, nosotros los hombres no transmitimos nuestras experiencias sexuales, solamente nos enfrascamos en divagaciones de copulaciones intrascendentes.
No puedo negar que desde que empecé con estas lecturas, hace muchos años, las cuales  fueron motivadas más por el morbo, que por un sano interés académico. Sin embargo, después de  varios libros, fracasos amorosos y miles de reflexiones, finalmente, me sirvieron para comprender la enorme diferencia entre pornografía y erotismo de la misma forma en que aprendí la diferencia entre la definición formal y la literaria de estos temas.
De acuerdo a Wikipedia, el pene es un: órgano copulador masculino, que interviene, además, en la excreción urinaria. Aquí no hay poesía, es una descripción prosaica y demoledora de la función fisiológica que tienen nuestros órganos sexuales. Es un pensamiento sexual apagado. El sexo y nuestra sensualidad sobreviven gracias a la literatura, porque nuestro pensamiento va más allá de actos repetitivos de copulación y reproducción. 
Por lo que propongo una nueva definición llena de aforismos acerca del miembro masculino: es un órgano sexual que tiene dos finalidades; la primera, en un acto lleno de sensualidad que, después de estimulación erótica-mental, expulsa millones de seres primigenios que se mueven a gran velocidad, para que uno, sólo uno, sea decapitado, y éste desprovisto de su cuerpo mutilado, pueda dar origen a la creación humana; la segunda, es la fuente fálica de origen divino que produce “el agua de la vida”, así es, los desechos de un manantial convertidos en un elixir, que prolonga por tiempo indefinido la existencia humana. La literatura produce estos desvaríos de la razón. De lo contrario, una triste existencia desprovista de metáforas colapsaría los símbolos emocionales y pasionales de la psique humana.
Las principales editoriales que tienen una literatura bastante buena son Fontamara, Ediciones Coyoacán y Axial, con los mismos títulos clásicos de siempre y algunas novedades que tuve a bien comprar a un bajo costo. Erotismo, homosexualidad, lesbianismo, infidelidad y sadomasoquismo que, junto con sus repudiados y aclamados autores: Boccaccio, Sade, Flaubert, Baudelaire, D. H. Lawrence, Vladimir Nabokov, Henry Miller, Oscar Wilde, Alfred de Musset y Saikaku Ihara entre otros más contemporáneos, logran darle una diversidad muy estimulante a la imaginación desbordada, yo diría viva, de los lectores mundanos. Las demás editoriales, con sus precios exorbitantes, tratan temas de sexualidad en términos sociales, psicológicos y antropológicos, por lo que les di un breve vistazo y las encajone en las gavetas del olvido. Muchas novelas eróticas son escritas con un lenguaje muy cuidado, la cual no resulta en absoluto obscena ni escabrosa. Son las llaves para abrir las puertas a placeres sorprendentes, que nos llevan por los laberintos lúbricos de la mente, de otra forma, nos perderíamos en los caminos largos y llanos de la realidad.
Por coincidencia regrese el último día de exhibición de libros eróticos. Encontré casi la misma pila de libros en las mesas de exposición, una o dos personas daban vueltas alrededor del vestíbulo, no se atrevían acercarse para hojear algunos textos. Timoratos los amigos, pero una señora les mostró el camino, abrió un libro y lo empezó a leer con gusto, con impaciencia recorría las hojas llenas de imágenes obscenas. No me quede atrás, así que compre algunos libros que me llamaron la atención, y de los cuales estoy disfrutando de su lectura. Cada letra, cada frase, cada párrafo es una enseñanza de vulgaridades mentales que producen corrientes eléctricas cuando las ensayamos en los cuerpos suaves y tibios de alguna mujer. Es una tarea tan lenta y encomiable como aprender una lengua muerta. Cada noche se agrega una nueva línea a nuestro placer y un nuevo signo a nuestro vocabulario. Pero siempre habrá misterios por develar. Hay que pensar que el cuerpo de una mujer es infinito y misterioso como el mar. La imaginación se estimula, los deseos lubrican las partes del roce y de encuentro entre el canal que desemboca en el cuello uterino y la fuente fálica del hombre.
No hay desligue posible, lo intuyeron los cuentistas, novelistas y poetas, por lo que me acojo a la ironía y humor de la poseía de Efraín Huerta: “El gran río penetró la roca viva / y se adelgazó hasta el miedo y el estruendo / se hizo rayo se hizo ruina se hizo tonto esqueleto / y hoy padece a lo largo de pieles de tigre / a la orilla del cocodrilo que me sueña / y me hunde en el naufragio / de su carne tan blanca /oh carne nacarada en medio / de la arena”… http://romanlujan.blogspot.mx/2012/06/manifiesto-nalgaista-efrain-huerta.html
Son coqueterías verbales, guiños que nos hacen los textos. Estoy en una constante búsqueda del placer literario y su radio con el sexo. O acaso D.H. Lawrence con sólo papel, tinta e imaginación logró proporcionar un éxtasis poético en sus personajes, Connie y Mellors, sin haberlo experimentado en carne propia. Creo firmemente en la sensibilidad del escritor, pero también supongo que experimentó en decenas o cientos de veces en mujeres insatisfechas, llenas de tabús sexuales propios de sociedades machistas, para encontrar una frase vulgar y salvaje que resume la fijación física del hombre en la mujer: “¡Es el más hermoso, el más hermoso, culo de mujer que existe!”. Tal vez una sola mujer logró tener contacto con sus energías  primarias e instintivas del sexo. Él no tuvo reparos y tomó la experiencia para lograr la metamorfosis de Connie y convertirla en una mujer poderosa, altiva, completa, en una mujer viva por dentro, que disfruta de su cuerpo sin tapujos; capaz de ver la belleza del pene, el cual en un instante puede ser adorablemente fuerte y un momento después transformarse en un capullo puro y delicado. Sin duda encontró la inspiración… http://www.mientraslees.com/2012/01/el-amante-de-lady-chatterley-de-dh.html
“Luego, cuando empezó a moverse, en el repentino orgasmo inevitable, despertaron en ella nuevas y extrañas sensaciones encrespantes. Oleando, oleando, oleando, como el aleteo repetido de suaves llamas, suaves como la pluma, deshaciéndose en puntitos brillantes, exquisitos, y fundiéndola hasta convertirla toda ella por dentro en un fluido […] y luego comenzando de nuevo aquel movimiento indescriptible que no era realmente movimiento, sino puramente remolinos de sensaciones cada vez más profundas que calaban cada vez más hondo en sus tejidos y en su mente, hasta llegar a convertirla en un fluido perfectamente concéntrico de sentimientos y quedar yaciente entre gritos inconscientes e inarticulados”.

Desde la primera vez que lo leí se me quedo grabado, por lo cual no dude en citar la más hermosa concepción literaria sexual del orgasmo, provocado por la pluma de un hombre de siglos pasados. Pero que se resiste a desaparecer y permanece en la ansiedad febril y fantasiosa de un asiduo lector e incipiente escritor como yo.

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