La naturaleza de mi corazón (variación de un texto anterior)
Puedo afirmar con convicción
y sin temor a equivocarme que, vivo en el paraíso imperfecto de mis realidades dentro
de un mundo de sueños incumplidos. En días nublados disfrazo, de indigente, mi
ser para deambular con paso inseguro hacia la benevolencia de alguna buena
alma. Entonces, dejo que mi corazón se convierta en un enorme huerto, cuyos
frutos florecen durante el tiempo en que el amor pueda mantener fértil el campo
de mis ilusiones. Utilizo estas metáforas para no enfrentarme a la pobreza de
mi espíritu. ¡Ay, qué larga es esta vida! Llena de encuentros y desencuentros.
Ilusiones perdidas de tempranas orfandades, porque me he dado cuenta que no sé
amar, por lo que cada vez que termino con alguien que me ofrece sus
sentimientos; crece, dentro de mí, un odio que convierte en desierto las
parcelas sembradas. Como consecuencia mis descalabros son más breves y tienden
a un exilio más prolongado. Por lo que me siento a esperar los diluvios que
llegan para hacer, nuevamente, fértil mi tierra; éstos llegan acompañados de nubarrones
y malos presagios, pero con el paso del tiempo se convierten en días soleados. Es
un ciclo natural que se repetirá infinitamente.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal