sábado, 13 de diciembre de 2014

El odio

El odio agita de tal forma la sangre que, como papel, derrumba los débiles muros de la cordura. Es insignificante para quienes lo pueden controlar, pero para otros es un punto de inflexión difícil de vencer. Es un sentimiento destructivo, el cual es utilizado y manipulado para derribar los cimientos de las sociedades. Cualquier incidente, doloroso y triste, puede liberar una verdadera explosión social debido al odio acumulado. Toda emoción negativa lástima porque el pobre envidia al rico, el rico fastidia al pobre; los gobernantes tratan con arrogancia a la población, la población tiene resentimiento contra los gobernantes; las religiones tratan con soberbia a los feligreses y los feligreses ya no tienen fe en las religiones. Por lo que cualquier estado anímico manejado con ira nos llevará directamente al odio: hermanos fratricidas, pueblos enteros exterminados por la pobreza o la enfermedad, comunidades segregadas por el color de la piel y preferencias sexuales ocultas por miedo e inseguridad continúan hasta estos tiempos. Lamentablemente, es imposible erradicarlo porque nuestras sociedades están creadas alrededor del sentimiento más destructivo del mundo, incluso mucho mayor a cualquier cataclismo o exterminio decretado por una entidad divina.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal