jueves, 16 de octubre de 2014

Constante movimiento

Nunca supe las razones del por qué nos mudábamos constantemente, pero recuerdo que en la década de los 70 nos movíamos con frecuencia. Fue un periodo plagado de revueltas estudiantiles que, por desgracia, colisionaron de frente con la brutalidad del Estado, donde los toletes golpeaban cabezas de largas cabelleras al compás de la música disco.
También en ese tiempo nuestros corazones se inflamaron con algunas películas, en las cuales, jóvenes pandilleros estaban rebelándose contra todo régimen establecido. Héroes de mezclilla muy parecidos a nosotros. Un nuevo modelo de juventud, más agresiva, estaba proyectándose en las pantallas. Sin embargo, nunca llegamos a convertirnos en «drugos» precoces y violentos como los de “La Naranja Mecánica”; ni tampoco logramos emular el viaje épico de los pandilleros del film “Los Guerreros”, quienes, y contra todo pronóstico, lograron arribar a un paraíso desolado llamado hogar.
Fueron años difíciles para la mayoría de los jóvenes, pero los marcó como generación. No pude disfrutarlo plenamente porque aún era un niño-adolescente, pero lo viví a través de las experiencias de mis padres y tíos, los cuales lograron sobrevivir las convulsiones sociales. Quizá, tuvieron suerte por estar en constante movimiento.

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