Fobias
Mi
mujer me dijo anoche —después de hacer el amor— que tenía aerofobia, acrofobia
y agorafobia. Por lo que con infinita paciencia, miré sus ojos, esos ojos color
miel que, me enamoran cada vez que los veo. Luego baje la vista para encontrar la
pureza de un ángel encadenado y desnudo. Entonces, dije las mismas mentiras de
siempre: hablé por horas de los peligros que rondan las calles; de las mujeres
que deambulan extraviadas; continúe con las fábulas que ensalzan antiguas
virtudes. Luego, sin dejarla hablar, termine diciéndole que las fobias son
dones de dios, por lo que ella tenía que aceptarlos, no como una enfermedad ni
como un trastorno mental, sino como un regalo. La ahogué con un aluvión de
palabras hasta que ambos nos quedamos dormidos. Cuando amaneció, ella miró mi
cabello entrecano, las arrugas en mi cara, mi estómago giboso. Escuchó el
mundanal ruido, abrió la ventana y encontró una mañana soleada con cielos
azules, de pronto, deseó volar. Finalmente desplegó las alas y dejó atrás la
vida efímera de los hombres.
3 Comentarios:
Excelente fobia
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miedo al miedo, ¿qué más hay en la vida?, quzás supero el miedo a las alturas y al volar, pero no al miedo.
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