Mi soledad
Hay
dos tipos de hombres, los que sueñan y los despiertos, pero son uno mismo en
diferentes realidades. Una dualidad difícil de romper. Me despierto a las cinco
de la mañana, el hombre con sueño lucha para despertar al hombre que tiene que
correr. Cambiamos roles, uno se queda, el otro se va, pero antes del cambio, la indumentaria debe ser la adecuada para asistir al
bosque, solamente así podemos ser bienvenidos. Llego a las seis de la mañana,
todavía esta oscuro, unas tenues luces iluminan el circuito, a un lado, junto a
un quiosco, caliento mis articulaciones y mi mente, mi cuerpo lo muevo en
círculos: tobillos, piernas, brazos y caderas repiten la secuencia, diez o
quince veces cada parte, cuando termino el rito de iniciación, salto a la pista
y empiezan mis pies a moverse lentamente.
Como
todos los días, mi saludo al igual que de otros, se limita al contacto visual,
a la reverencia lejana. Nadie desea platicar con nadie, algunos todavía no
despiertan siguen dormidos, pero ninguno se atreve a despertarlos, es un acto
que debe hacerse en silencio. Por eso me gusta correr, la soledad es la única
invitada, al principio tienes la mente en blanco, ningún recuerdo llega de
inmediato, los problemas, por un momento desaparecen, solo escuchas los ruidos
nocturnos, casi apagados, los primeros rayos del sol despiertan a los
habitantes diurnos, los pájaros empiezan a levantar vuelos de prueba, primero
solos, luego en parvadas, se asemejan a nosotros.
En
los primeros metros los pensamientos llegan, las cavilaciones nos acompañan
junto con las soluciones mágicas, es una sensación de total libertad, recuerdas
con nitidez todos los eventos de días anteriores, de pronto los problemas se
minimizan, el verdor y la humedad calman los sentidos, los adormecen, el calor
del sol levanta un sopor que te acompaña a cada paso, a esa hora el sudor te
cubre, te sientes parte importante del mundo, tú solo en comunión con la
naturaleza. La respiración se vuelve limpia, tus pulmones trabajan en plena
armonía con tu cuerpo. No necesitas de nada más, en una soledad buena que te
hace sentir nuevamente un hombre.
Al
finalizar, como dije nos juntamos en parvadas, nuevamente somos nosotros llenos
de conflictos, la despedida, el regreso a mi otra realidad, a mi otra soledad.
Me urge llegar y cambiar de mi rol, el hombre con sueño debe estar ahí, en mi
casa esperando, necesito su adormecimiento para poder seguir viviendo.
1 Comentarios:
Y es el privilegio de ser parte de un amanecer de esos pájaro que tomaran vuelo como tu. El talento hecho hombre.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal