Están tocando la puerta
Empezó
con unos tenues golpes hasta convertirse en una mezcla de llanto y gritos. Me
encerré con mi tristeza y mantuve con teatralidad mi mortal ansiedad. No tuve
el valor suficiente para suicidarme. Estuve a punto de levantarme de mi letargo,
pero cayó sobre mí algo parecido a una enorme araña y con sus delicadas patas me
oprimió el pecho, mientras miraba, con terror, como sus ocho ojos multiplicaban
mi semblante demacrado. Fue entonces cuando en mi vientre explotaron los
capullos, y cientos de diminutos seres recorrían ávidos una presa inmóvil y
callada. Mi cuerpo está a punto de expirar y la muerte no deja de mirarme con diminutos
ojos. Mientras tanto no cesan los intentos por derribar la puerta.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal