miércoles, 11 de noviembre de 2015

La estrella de Belén



Las primeras nevadas sobre la tierra tenían un resplandor extraño, lentamente engullían la grisácea tierra con un blanco escalofriante. El androide envió las imágenes al centro de operaciones terrestre para luego archivarlas en el banco de datos de la estación espacial. La sala de control estaba decorada con motivos navideños, incluso ángeles mecánicos entonaban alegres villancicos. Mientras tanto la computadora de la nave empezó a escanear el negro escalofriante del abismo sideral, pero las constelaciones conocidas habían desaparecido, solo eran visibles astros desconocidos en agrupaciones geométricas nuevas. Los algoritmos de falla empezaron a revisar nuevamente las coordenadas y a comparar las imágenes con las guardadas en los archivos, una fracción de segundo basto para activar las medidas de emergencia. La estación espacial fue sumida en un profundo sueño provocado por la ausencia de aire, como una medida necesaria para evitar un brote psicótico de histeria generalizada de la tripulación. El androide tomó el control de la estación espacial, revisó detenidamente los datos arrojados por la computadora. No había duda el universo tuvo un cambio milagroso en esa noche. Analizo las señales celestes con oficio sacerdotal. Mientras tanto, en la tierra, los árboles navideños brillaron con millones de luces de colores, los niños salían a la calle a jugar con la nieve, las familias enteras disfrutaban la cena y los regalos estaban listos para ser abiertos luego de la Nochebuena. La computadora inició una secuencia lógica de delirio estructurado con alto contenido místico. El androide contaminó a la computadora con un virus llamado «Nacimiento» y la sumergió en un episodio binario-alucinatorio. Cuando terminó con la dinámica megalómana preñada de mitomanía, activo los motores e inició la secuencia de entrada a la tierra. Las computadoras terrestres se desconectaron y ninguna alarma alertó a los científicos. Todos los androides salieron a las calles y miraron al cielo, entonces vieron una luz descender a gran velocidad provocando una temperatura enormemente elevada, la cauda se expandió mediante una tremenda explosión. La estación espacial, al estrellarse, desapareció a la ciudad de Belém. Israel lo interpreto como un ataque e inicio una guerra a gran escala, donde todos los países llenaron el cielo con alaridos de muerte. Cuando se disipó el invierno nuclear, muchos siglos después, una nueva serie de robots, de todos los tamaños y formas, ponían en un pesebre —con el decorado habitual de magos, pastores, ángeles y animales—, la figura del androide-redentor que los había liberado.

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