Adán
Estaba inquieto tanto que, por
enésima vez, me asome por la ventanilla del transbordador. Había ahorrado lo
suficiente para hacer realidad mi viaje al espacio. Claro, quería algo
diferente, pues a pesar de tanta insistencia por parte de mis amigos, no quise
visitar la desértica luna ni tampoco los coloridos anillos de júpiter. Deseaba
llegar más lejos. A donde ninguna persona hubiese estado en el universo. En la
agencia me propusieron realizar un viaje hacía un planeta recién descubierto,
el cual, si no mal recuerdo, tenía las mismas condiciones atmosféricas de la
tierra. Un paraíso en medio de la nada esperando por mí, me dijeron
entusiasmados. No lo pensé mucho, así que me embarqué a los pocos días. La
ubicación exacta la desconozco. Estoy confiado en el sistema de navegación de
la nave. Desde que salimos del sistema solar hemos estado viajando en una
oscuridad infinita, brevemente alumbrada por fugaces e incandescentes meteoritos.
No falta mucho, me informan los androides con su voz metálica. De vez en cuando
recibo mensajes desde la tierra, están felices porque pronto me convertiré en
el primer Adán de un planeta desconocido.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal