miércoles, 27 de abril de 2016

El antro



El antro era mucho más estrecho de lo que parecía. En el momento de poner un pie una sensación claustrofóbica surge como reclamo. Los paisajes tratan inútilmente de compensar la ausencia de espacio. El lugar tiene un aliento cálido propiciado por conversaciones ebrias y los vapores impregnados de los cigarros. Es un desafío estival permanecer más tiempo del debido, pero me gusta saborear las cosas en la oscuridad. Saborear el aroma malsano es como un bálsamo para un oficinista. Por eso, entre las parejas apretujadas, pedí, casi a gritos, dos cervezas bien heladas.

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