sábado, 21 de mayo de 2016

La esperanza de un hombre bueno



Espero que la esperanza siga latiendo en nuestros corazones, no como alimaña acorralada ni como bestia domesticada, aunque últimamente se le ha visto siendo torturada en sótanos corroídos por la maldad. Claro, es una utopía pensar que podemos liberarnos de la opresión solo con buenas intenciones. Confiamos nuestro futuro a malos gobernantes, quienes se enquistan en el poder con votos amañados, comprados, robados. La corrupción crece como un cáncer y celebra su despilfarro con orgías monumentales. No, ya no se esconden, aparecen con rostros bestiales justificando el desfalco. No importa la doctrina política, económica o social. Todas las corrientes caen hechizadas ante el brillo dorado de las arcas. Es por el bien de la gente, gritan, vociferan hasta convertirlos en anuncios de campaña. Entonces terminamos contaminados por la desesperanza, por los bajos sueldos, por la falta de trabajo, por la homofobia, por el color, por la religión. Aunque el mundo parece radiante sucumbe hechizado, solo para convertirse en una deformada irrealidad. Todos los días amanece y una tierra prometedora nos brinda su abrazo, pero se aburre y nos abandona hasta llegar a la noche llena de ira y de injusticia. Tiene un humor negro en verdad irritante. Pero no podemos hundirnos en la agonía, tenemos una fe inquebrantable porque esta produce los cambios. Solo necesitamos una gota de cada silencio que está gritando oculto en la oscuridad, en el anonimato, donde la gente buena se esconde en espera de mejores días. Cierto, estamos llenos de contradicciones, ¿pero no es parte de ser humano? Tenemos una antipatía instintiva que nos ayuda a sobrevivir. Por eso persistimos y nos multiplicamos, sabemos vivir con poco y disfrutar las épocas de bonanza. Creemos en un dios invisible, como aquel padre que nos engendró y abandonó al momento de nacer, sin embargo, seguimos creyendo en él y en la promesa de un mundo mejor. Esto es terquedad y nos aferraremos a lo único que tenemos, nuestro derecho a disfrutar esta tierra, y no es gratuito, fuimos paridos con dolor para unirnos a las filas de los hombres indignados. Sin embargo, nacimos y crecimos, porque la esperanza da una fuerza increíble y tiene el inestimable beneficio de crear espíritus libres. No importa si fracasamos en el intento, es algo que hacen los hombres buenos una y otra vez hasta morir.

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