Un cuento para estos días
Cierto, la magia está
desapareciendo de este mundo, aun los charlatanes de banqueta han perdido
seguidores. Por una sencilla razón, sus trucos han dejado de engatusar a miles
de curiosos, quienes, alguna vez ávidos de entretenimiento, han optado por
perderse en la brillante pantalla del celular. La tecnología está ocupando
aquellos sectores del cerebro donde, sin duda, habitaba el miedo y el temor a
lo desconocido. Por eso, pasaron totalmente inadvertidos cuando fueron
apareciendo monstruos, demonios, engendros, gnomos, sirenas, dragones,
fantasmas, sátiros, brujas y vampiros.
Claro, yo era uno de esos
escépticos, un agnóstico infeliz dedicado al trabajo y también, porque no
decirlo, un ávido consumidor de placeres mundanos. Pero algo me cambio, no sé
cuándo, lo atribuyo a la perdida de mi celular. Libre del encantamiento digital,
observe a infinidad de sátiros acosando a las mujeres en estaciones de trenes,
camiones, centros culturales y parques. La policía no se daba abasto, al tratar
de detener a estos infractores de la ley, terminaba huyendo despavorida, pues los
hijos de Pan cargaban con la preciada presa y desaparecían entre las pocas
zonas arboladas de la ciudad.
No podía dormir por el miedo a
los monstruos que habitan debajo de mi cama. La luz permanecía encendida toda
la noche, incluso durante el día, pues de cualquier espacio oscuro, los
fantasmas diurnos me tomaban del cuello hasta casi asfixiarme. No me atrevo a
contestar el teléfono, el cual suena cada cinco minutos, aun desconectado.
Quizá sea la voz de un ancestro que llama solo para asustarme o cobrarme. En
las calles la cosa se pone peor, pues tengo que alejarme de los quicios oscuros
para no ser desmembrado por un solitario zombi. También tengo que cargar
crucifijos, ajos, cuchillos de plata, agua bendita y toda clase de brebajes y
sortilegios para ahuyentar a hombres lobo y vampiros chupa sangre.
Apenas me di cuenta que
nuestro alcalde es un dragón verde con escamas doradas, quien ha disuelto
manifestaciones con infinita crueldad. Arenga a los opositores a su gobierno a
marchar de manera pacífica y ordenada, pero apenas y arriban al palacio de gobierno,
y con el sadismo propio de los escupe fuego, los convierte en grotescas figuras
chamuscadas. El dragón mando construir un pozo alrededor del palacio municipal
y levanto almenas y torres para darle un toque medieval. Incluso, rapto algunas
doncellas para que representaran el papel de damas en desgracia, con el fin de
atraer a caballeros y representar con ellos épicas batallas.
En fin, espero que esta semana
me entreguen mi nuevo celular, necesito perderme, olvidarme, diría yo, dentro
de las imágenes discordantes del descontento social, o en caso contrario
engrosare las filas de los suicidas. Quiero, nuevamente, sumergirme en las
palabras acaloradas de los marginados sociales, quienes, en el anonimato,
buscan aumentar el mal humor social. No importa la dependencia mortal, ni la
degeneración de mis células neuronales, ni la inflamación de tendones, ni la
pérdida de visión, porque de esta manera me mantendré ocupado para no darme
cuenta de los demonios que gobiernan mi mundo.
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