miércoles, 9 de diciembre de 2015

Infieles



Quedó la cama vacía con el desorden provocado por nuestros cuerpos extasiados de deseo. En el eco de la habitación permaneció el balbuceo del gozo, al borde de las almohadas las palabras susurradas, en las sabanas el jadeo y el ahogo de la exaltación de tus besos sobre los míos. Frente al espejo abundaron las interpretaciones eróticas acompañadas por el tartamudeo del cenit sexual. La entrega fue recíproca. En la oscuridad realizamos una comunión entre lo sagrado y lo carnal. A lo lejos oímos los golpes secos de la ciudad. Cerramos la puerta con el desasosiego del último encuentro. Las palabras desaparecieron con el último adiós. En la calle, dos almas rotas, regresaron a la insatisfacción de sus respectivos matrimonios.